RESUMEN: Esfera pública y derechos culturales: La
cultura como acción
(Gisela Cánepa-Koch)
Se toma como ejemplo inicial el rechazo del Estado peruano hacia la significativa
donación del gobierno Alemán con el fin de materializar una de las
recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación: el
Museo de la Memoria. A partir de ello, Gisela Cánepa plantea la puesta en
debate de conceptos básicos que se desglosan de la idea de Museo, tales como lo
público, la cultura y la memoria.
Lo que plantea Cánepa es: “si bien el debate es ciertamente político e
ideológico, también vale la pena abrirlo a un debate académico en el que se
reflexione críticamente acerca de nociones como cultura, museo y lo público,
que enmarcan el modo en que se conceptualizan y llevan a cabo las políticas públicas de la
cultura”. Lo interesante es analizar
cómo a partir de una propuesta de gestión cultural que es el museo, se erigen
argumentos falaces, que parecieran más bien esconder intensiones represivas
sobre el hecho de dar a conocer una realidad histórica que aún mantiene a
nuestro país en la indiferencia e impide la reconciliación. Decir por ejemplo
que en un país pobre como el Perú se debe priorizar la inversión en aspectos
esenciales como la producción suena bastante convincente para mantener la tranquilidad del pueblo; sin
embargo ¿es esa la realidad?, ¿realmente estamos “priorizando en necesidades
básicas” y estamos encaminados hacia complementar esa satisfacción con algo
llamado “cultura”? Ni lo primero, ni mucho menos lo segundo; este argumento es
una agradable forma de maquillar las intenciones de ocultar el pasado
vergonzoso y violento, que según las investigaciones colocan al Gobierno de
turno como uno de los principales culpables de innumerables atropellos a los
DDHH. Pues, según sentido común, si la manipulación de la información en una
manera eficaz de mantenerse en le poder, ¿por qué el Gobierno de ese entonces
se tomaría el trabajo de poner en marcha un proyecto que ventilaría su propia y
cómplice culpabilidad?
Desde otra perspectiva se presenta otro argumento, esta vez a favor,
poniendo como ejemplo una reflexión de Mario Vargas Llosa, quién se refiere al
museo como medios de “curación y sensibilización”. Como menciona la autora “si
bien estos argumentos son expuestos desde posiciones ideológicas distintas,
coinciden con respecto a una cierta manera de entender la cultura, según la
cual esta se identifica con la alta cultura y los valores universales”. Es
decir que en ambos argumentos se habla de cultura
como una cosa que se posee, se adquiere o se pierde, lo que constituye una
forma limitada de analizar el concepto de cultura, a la vez que la elitisa y aleja de una percepción más democrática de
las prácticas culturales de cualquier ciudadano.
Relacionando la amplitud del concepto de cultura y en particular el tema
de la memoria y la reconciliación, nos ubicamos frente a la urgencia de
reconocer y comprender las múltiples maneras de vivir el dolor – lo cual es una
expresión cultural, sea un ritual con respecto a la muerte o un entierro bajo
tierra ante un sacerdote- para poder
incluir a los diversos actores y así ir fortaleciéndonos dentro de un modelo
inclusivo de desarrollo. Para ello
resulta primordial entender que “el trabajo de la memoria no tiene por qué
reducirse a los lenguajes documentalista y etnográficos, también la ficción y
la imaginación pueden contribuir con esa labor…” Es así que se puede entender
la eficacia del Museo, en términos de permitir que la diversidad de la
expresión cultural tenga una voz que pueda no sólo gritar para ser oída, sino
entrar en diálogo con las voces oficialmente establecidas para lograr un
verdadero cambio en los esquemas, los que con anterioridad permitieron tanta
violencia interna.
Es aquí donde entra a tallar la idea de Esfera Pública “más inclusiva y respetuosa de los derechos
culturales, la cual se mide por la posibilidades de participación; que tiene que
ver con asuntos de performatividad”. Esta idea de la autora es básica pues de
ella se deduce que si se le da un lugar protagonista a la expresión cultural
dentro de un espacio público -sistematizado pero democrático- esto garantiza
que se pase de la discusión a la práctica; así se amplía y facilita la opción
de convertir un reclamo en un cambio sustancial en la cotidianidad.
Tomo como ejemplo la Radio la Colifata, la cual es una iniciativa de la
asociación argentina del mismo nombre (nota 1). Esta asociación, cuyo nombre es
una expresión común referida a la locura, propone la inclusión del “enfermo
psiquiátrico” a través de la transmisión de un programa radial, convirtiéndose
–en palabras de Cánepa- en “un grupo social que constituye su identidad a través
de la experiencia de formas mass-mediáticas en relación con las prácticas de la
vida cotidiana”. En otras palabras, se
le da al comúnmente etiquetado y discriminado enfermo psiquiátrico una voz en un espacio mediático regular: la
radio. Y siendo su condición mental una de sus más fuertes pertenencias es ella
la que define su identidad, y tener posibilidad de expresión en un espacio de
gran alcance comunicativo contribuye al fortalecimiento de dicha identidad. Es
importante mencionar que en estos programas se incluyen segmentos donde los
actores (internos y ex internos) pueden expresarse libremente -acerca de la
manera en que se autor reconocen como ciudadanos de igual valor para la
sociedad- mediante discursos simbólicos como la poesía y la música. Esto se ha convertido en un recurso realmente
contundente para la meta de la inclusión, pues lejos de conformar un
espectáculo donde el público pertenece ajeno, es un invitación hacia la
aceptación y respeto de la diversidad dentro de la vida diaria pues maneja códigos
con los que el ciudadano común está familiarizado: No temo al oírte por la
radio, te doy una oportunidad, me estás dando otra perspectiva sobre tu
condición mental, talves cuando te vea en directo consideraré acercarme a ti
como a cualquier otra persona.
Nota:
1: La
Colifata es una ONG que brinda servicios en salud mental utilizando los medios
de comunicación para la creación de "espacios en salud", además,
desarrolla actividades en el área de investigación. Es comúnmente conocida como
LT 22 Radio "La Colifata", la radio de los internos y ex internos del
Hospital Borda de Buenos Aires. Es la primera radio en el mundo en transmitir
desde un neuropsiquiátrico.
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